domingo, 27 de julio de 2008

- Ética y Estética.

La corrupción política, relacionada generalmente con la corrupción urbanística y económica, ha constituido una de las principales lacras e injusticias que hemos padecido en Navarra.

Recalificaciones urbanísticas fraudulentas, desviación de fondos públicos, tráfico de influencias, adjudicaciones directas, concursos públicos amañados, designaciones a dedo, comisiones ilegales y desviaciones presupuestarias injustificadas son algunas de las muchas caras de una misma moneda, que no es otra, que el fraude y la corrupción económica en la gestión de lo que es de todos, los bienes y servicios públicos.

Fraude y corrupción económica que desgraciadamente cuenta con una cierta aceptación social en la lógica del actual sistema económico, intrínsecamente perverso e insolidario, donde el prestigio y el estatus personal se mide exclusivamente en términos económicos y donde el pelotazo y el rápido enriquecimiento está justificado en sí mismo por el fin que persigue, el éxito individual.
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