
En estos primeros albores del siglo XXI y coincidiendo con la peor crisis económica que el sistema capitalista ha conocido desde la II Guerra Mundial, es justo reconocer que la gran virtud de la Revolución Cubana es la de haber sobrevivido, manteniendo su propio proyecto político y muchos de sus logros sociales, tras la caída del muro de Berlín y pese al férreo y criminal embargo económico que durante más de 45 años han impuesto a sangre y fuego las diferentes administraciones norteamericanas, administraciones norteamericanas que lejos de pretender o importarle cualquier práctica de los derechos humanos que no fueran los de sus propios intereses, sólo ha buscado la humillación y la rendición incondicional de un pueblo de 11 millones de ciudadanos y ciudadanas a tan solo 150 kilómetros de sus costas. Leer +

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