viernes, 30 de enero de 2009

- Recuerdos Cinematográficos IV, decubriendo el Cine Mexicano. El Violín de Francisco Vargas Quevedo.

Ópera Prima del Director Mexicano Francisco Vargas Quevedo estrenada en el año 2.005.

Don Plutarco, su hijo Genaro y su nieto Lucio llevan una doble vida. Por una parte, son humildes músicos rurales y, por otra, apoyan activamente al movimiento guerrillero campesino contra el gobierno opresor. Cuando el ejército invade el pueblo, los rebeldes deben huir y abandonar las municiones. Haciendo valer su apariencia de inofensivo violinista, Don Plutarco tiene un plan: recuperar las municiones escondidas en su maizal.

Su música embelesa al capitán, pero falta recoger las municiones…


El violín no es tanto una película sino un documental. No hay actores sino gente convencional, de esas que habitan tanto en México como en Latinoamérica. Los personajes son gente cotidiana que sale a la calle a vivir sus vidas y que por astucia del director y el cámara son grabadas, o mejor dicho, sorprendidas, capturadas. La historia tampoco es un guión, sino la cruel y cruda realidad de México (y otros lugares del mundo), donde la “democracia” no es sino una forma estilizada de llamar a la dictadura y al abuso del poder.

Una “democracia” donde las violaciones y la persecución son la norma, por eso la película no tiene fecha, podría ser del 2007 o de 1968, lo mismo da, porque poca diferencia sustancial hay entre una fecha y otra (salvo que ahora los ricos son más ricos y los pobres más pobres, y las violadas mueren de gastritis). Un termómetro fiel de México, que muestra su cara más dura (los militares), y su rostro más noble (el violinista). El personaje principal es el mapa de México, fiel a los suyos, aceptando estoicamente la tragedia, sin protestar demasiado pero también sin doblarse, resistiendo, aguantando, con la cara y las manos surcadas de tiempo sudor y pobreza que se hace poco a poco miseria. La lucha de la guerrilla, sin esperanzas de victoria pero sin poder aguantar más la derrota cotidiana. En fin, una película que hay que ver para comprender México.

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